martes, 18 de noviembre de 2008

Un cuento Cantado para Canterville

Luego de un dia de caminar entre ruinas y escombros Juan cogió de la mano a Jill y emprendieron el retorno al escondite donde habitaban por esos dias con los demas amigos, Jill habia dejado su casa harta de las normas estrictas de su madre y se habia unido al grupo habitual de amigos a un viaje de aventuras y pensaba que todo eso no podia ser cierto que su situación y su edad no le permitian aspirar a nada concreto pero que no soportaria mas un dia con su madre.
Juan permanecia mirando por la ventana aquellos cerros dormidos,
mientras miraba aquel paisaje sentia que algo extraño pasaba con el, sentía tristeza por su futuro incierto y a la vez una profunda y repentina ilusión. Tengo una vida de pobre tambien pensaba Juan.
Jill se acercó y preguntó: ¿Qué miras?
No lo sé respondió Juan como despertandose de un sueño y mirandola se enamoró por primera vez como si de pronto se diera cuenta de que lo que tanto buscaba estuvo siempre a su lado y recien se habia dado cuenta de aquello entonces pensó que el momento era más que romántico y la tomó del brazo, acercó sus labios hacia ella y recibió como respuesta un movimiento brusco y defensivo. Jill habia rechazado de manera incomoda el beso suicida de Juan.
QUe estaba pensando para hacer eso se preguntaba imaginariamente Juan y trataba de reconfigurar la situación y explicarse. Ante la batalla perdida un desconcertado Juan trato de imaginar que nada habia pasado recostandose en la mecedora de madera junto al tocadiscos mientras este sonaba tristemente las notas de yesterday. Juan no podia creer que habia echado a perder un dia hermoso de aventuras y de sol fresco y trataba de borrar el incidente de la ventana y lamentaba su vehemencia y su tantas veces reprimida voluntad y en esos lamentos Juan parecia estar dormido o al menos descansando.
Jill miraba en el reloj las 15 con 23 y sentia una confusión agradable mientras se le arremolinaban los recuerdos de ese dia, su madre y el atrevimiento de Juan como punto culminante, miraba descansar a Juan y escuchaba la música junto a el y pensaba en Juan una y otra vez.
La mecedora lentamente se balanceaba cuando de pronto Juan sintió una tierna frialdad en su brazo y pensó que estaba aun imaginando y luego se dió cuenta de que todo era real cuando despertó en los labios de Jill.
Ella no pudo contener la pasión por acariciarlo y besarlo, mientras Juan descansaba ella se acercó lentamente y le tomo del brazo acercando sus labios hacia los de el y concluir repitiendo casi susurrando !Te quiero!
El ruido vacio del disco advertia lo que estaba sucediendo, Jill besaba apasionadamente a un confundido y penitente Juan.
Ese dia se confesaron amor eterno y juraron no separarse jamas...
(to be continued)

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