Recuerdo cuando a los 19 años me embriague hasta el limite de la conciencia y todo parecia tan facil, nunca le agarré mucho afecto a la cerveza mas por el contrario siempre me pareció una bebida refrescante al comienzo y agria e inpasable despues de ahi mi afición al vino y ciertos tragos melifluos, de mi época de estudiante puedo jactarme de mi resistencia a los licores en las consuetudinarias reuniones en algun parque (llamese plaza francia o rancia)
, o bar de mala muerte en la cual brindabamos hasta el final para luego al dia siguiente seguir brindando por excusas y ficciones de la edad. De esa época recuerdo aquella resistencia fisica y mental frente al alcohol y recuerdo esto por que ahora que lejos de ese ritmo endiablado y con menos alcohol en la sangre sufro de unas terribles resacas como nunca, como si fuera una maldición cada vez que me embriago el castigo matinal punza mi cabeza y descompone mi cuerpo como si fuera un dragon al cual siempre me enfrento a sabiendas de mi derrota. Pero aun asi no hay mejor pasatiempo que conversar con alguien acompañado de una (s) botella (s) de vino y música agradable. por eso desde un rincón del mundo brindo contigo. Salud!
miércoles, 12 de noviembre de 2008
El alcohol en mi
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